El 15 de febrero a las 9:20 hora local, un meteorito cayó en la Tierra y cruzó como un rayo de 20 a 30 kilómetros por encima de la ciudad de Chelyabinsk (Rusia). Inicialmente se desplazaba a unos 20 kilómetros por segundo .
La explosiva desaceleración tras impactar con la atmósfera inferior produjo un flash más brillante que el sol.
Se estima que la explosión de la roca espacial de 17 metros de ancho y una masa de 7.000 a 10.000 toneladas liberó unos 500 kilotones de energía .
La magnitud del evento de Chelyabinsk es la más grande conocida desde el impacto de Tunguska de 1908.
Diez toneladas revertidos a fotones, con mas algunas lascas de remanentes rocas.
Nada quedó del masivo cuerpo vuelto a fotones carentes de masa.
El artillero disparó a 20 km de altura, con precisión sobre la ciudad, no se que hubiera quedado a menor altura, ante el viento de tal cantidad de fotones empujando la atmósfera.
El fenómeno convoca al análisis, sobre el elusivo origen de la masa.
Lo que tenemos, si a ello se puede decir tener, es el inquieto fotón, que vemos como luz a partir de nuestras facultades, pero ciertamente esta "cuantidad" es la menor dimensión a la que accedemos mediante la visión.
Todavía no logro comprender que este manojo (cuanto) de "no se que", que llamamos luz, se dispare hacia el infinito, a velocidad constante, que no conoce reposo.
Acaso en la conformación del cuanto se encuentre el propulsor.
En el fotón esta el secreto, él nos desvelará la "superficial" materia última, a las mas profundas habrá que buscarla en los perdigones que componen el cuanto.
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